No fue una buena semana para Andrés Manuel López Obrador: su consulta de Revocación de Mandato fue desairada por ocho de cada diez mexicanos, y su iniciativa de Reforma Eléctrica fue rechazada en la Cámara de Diputados.
La histórica sesión de este domingo en San Lázaro –por primera vez una iniciativa de reforma constitucional enviada por un Presidente es votada en contra en el Pleno— nos deja varias lecciones.
La primera y más evidente es que López Obrador y Morena no son invencibles. Su apoyo popular ha disminuido, tal y como lo muestran las encuestas y las urnas. Además, su apelación al rancio nacionalismo cada vez tiene menos eco en un país de clases medias y con una población inserta en el mundo a través de las redes sociales.
Por otro lado, la oposición partidista hoy está más unida que nunca. Buena parte de este mérito lo tiene el propio López Obrador: su estrategia polarizante ha cohesionado a casi todos los que no coinciden con él. La coalición legislativa se mantendrá y eso será clave para rechazar la Reforma Electoral propuesta desde Palacio Nacional.
Relacionado con lo anterior, está la elección presidencial de 2024. Hay que recordar que en México no existe la segunda vuelta, lo cual incentiva la formación de grandes bloques electorales. Además de un candidato atractivo, la oposición tiene el reto de presentar un proyecto que trascienda la mera oposición a Morena e incluya los temas que verdaderamente preocupan a los ciudadanos, más allá de agendas ideológicas particulares.
Algunas ideas: una política social que combata la pobreza y la desigualdad y que ofrezca oportunidades para que las personas aumenten sus capacidades, una política económica que atraiga inversiones y genere empleos y competencia, una política de seguridad que combata al crimen organizado sin connivencias y con toda la fuerza de la ley, una política de salud que garantice el abasto de medicamentos y seguridad social universal como la que ya existía con el Seguro Popular, una política republicana que fortalezca la democracia y recupere los contrapesos perdidos, una propuesta energética que promueva la eficiencia y la sustentabilidad ambiental e inserte al país en la modernidad.
Después de lo que pasó el domingo, muchos antiguos entusiastas de la 4T empezarán a saltar del barco y se acercarán a la oposición; dos diputados del Verde ya lo hicieron.
Cada vez habrá menos incentivos para defender incondicionalmente las ocurrencias presidenciales.
A todo lo anterior hay que agregar que la ciudadanía está cada vez más politizada y movilizada.
El juego está abierto. Formar una nueva mayoría para reconstruir al país después de más de tres años de devastación institucional no solamente es posible: también es probable.