Precisamente cuando México —y el mundo— enfrentan los momentos más difíciles en materia de salud, nuestro país tuvo el peor gobierno en la materia. Nadie imaginó que tendríamos un presidente capaz de destruir el Seguro Popular sin tener algo que lo sustituyera. El peor gobierno del siglo y de la época moderna en México. Lo podemos ver en todos los términos: hospitales, medicinas, institutos, presupuestos, subejercicios, mantenimiento, infraestructura tecnológica y física, espacios, etc. Todo esto se traduce, desgraciadamente, en un deterioro a la salud en el mejor de los casos. En el peor de los casos con la muerte, una muerte que se pudo haber evitado al menos con el sistema de salud anterior.
Por ejemplo, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) es una de las malas ocurrencias de Morena, ocurrencia que evidentemente no pudo responder a la emergencia de salud que significó para México la presencia del Covid. En esta época fuimos víctimas de la decisión de una persona que le delegó todas, verdaderamente todas las decisiones, a un subsecretario —en funciones de secretario— cuyos desplantes y determinaciones llenas de soberbia y sin fundamento científico y seriedad nos llevaron a la muerte de casi un millón de mexicanos. El Presidente, en el mejor de los casos, fue engañado por Hugo López-Gattel, lo que ya es imperdonable es que le siga creyendo e intente entregarle todavía más poder en las decisiones de salud en lugar de fortalecer las instituciones. La irresponsabilidad pública del Presidente ha costado a México cientos de miles de fallecimientos y todo esto envuelto en un manto diario de mentiras.
El 8 de septiembre próximo, el gobierno presentará el paquete económico. Dentro de ese paquete entregarán el presupuesto de egresos en materia de salud. Y lo que hoy tenemos son datos alarmantes, datos que la oposición deberá contemplar cuidadosamente y respecto de los que debemos exigir y vigilar lo siguiente:
1) 7 de cada 10 niños y niñas en México no tienen el esquema de vacunación completo. Es el peor momento de vacunación en lo que respecta a la niñez mexicana. ¿Qué puede hacer una familia de clase media cuando su hijo tenga sarampión y en los hospitales o centros de salud les den cita meses después? ¿Irá a un médico privado a pagar con recursos que no tiene?
En el caso de la niñez, todavía sufrimos la tragedia de los niños y niñas que, teniendo cáncer, no pueden acceder a tratamiento ni les pagan las medicinas. La desgracia radica también en que el Seguro Popular sí cubría esos tratamientos y ahora, como consecuencia de una decisión política de este gobierno, los niños y las niñas con cáncer se mueren. Cerca de mil ochocientas muertes que se pudieron evitar.
2) La falta de acceso efectivo a servicios médicos la vemos en las interminables filas para ser atendidos y alcanzar la cita más cercana, con la consecuente pérdida de la salud y también de la economía de las familias. Lo anterior ha comprometido también a todos los institutos de salud como los de nutrición, cancerología, rehabilitación o pediatría, que tienen el doble de pacientes, pero nunca han recibido el doble de presupuesto, al contrario, reciben recortes presupuestarios. El resultado es que a una persona que requiere una operación de urgencia le dan la cita meses después. Al final, quienes pueden hacerlo, acaban pagando un médico privado o, la mayoría de los casos, se endeudan para poderlo pagar.
3) La falta de medicinas ha marcado este sexenio y, sobre todo, refleja el resultado de la decisión de destruir y desmantelar el sistema de abasto de medicinas anterior. La consecuencia es la muerte de los pacientes o el cruel deterioro de su salud porque, además, las medicinas que sí existen no llegan a los destinatarios finales. Desmantelaron el sistema para aglutinar el poder y lograron el desabasto para el que no planearon, no diseñaron y no hicieron nada.
Estos son únicamente tres ejemplos en los que la oposición, no sólo los grupos parlamentarios, tenemos que poner atención. Presentaremos, en el grupo parlamentario, unas propuestas en estas materias.