La ideología sobre la estrategia es lo que domina a López Obrador en cuanto a sus decisiones de política exterior, no es la primera vez que lo digo, sus acciones dejarán a México un largo camino de corrección en diplomacia, en multilateralismo y en las mismas relaciones bilaterales entre nuestros socios comerciales.
Para nadie fue una sorpresa el anuncio de que no asistiría a la Cumbre de las Américas convocada por nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, una reunión que en estos tiempos se percibe necesaria precisamente por muchos de los temas que se están tratando uno de ellos vital entre nuestra relación como lo es el tema migratorio. A la ciudad de Los Ángeles sede de dicha Cumbre solo llegará el Canciller acompañado de otros miembros de Cancillería, el mensaje es claro, México ha puesto la democracia en un segundo plano.
Si bien en los últimos días muchos analistas políticos e internacionales han hablado de la importancia de la relación América Latina y China, la fuerza de su presencia y lo que puede representar en términos comerciales en los próximos 10 años, para México hay una realidad geopolítica de la que no se puede olvidar, compartimos una frontera de 3,169 kms., que incluyen alrededor de 48 condados de Estados Unidos entre los estados de Texas, Nuevo México, Arizona y California, mientras que en México son 94 municipios en los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Todo lo anterior nos lleva también a un intercambio comercial, tránsito de personas diariamente y por su puesto un intercambio cultural entre ambas naciones que no se pueden borrar de un plumazo por los pensamientos retrogradas de López Obrador.
El pretexto fue la no invitación a países que por donde se les vea han dejado de lado los derechos humanos de sus ciudadanos, Cuba, Nicaragua y Venezuela, tienen denuncias ante diferentes instancias internacionales, Human Rights Watch no se ha cansado de documentar las lamentables condiciones en las que viven en estos países que van desde falta de alimentos hasta encarcelamientos por el único hecho de pensar diferente.
López Obrador piensa en política en la que a él le funciona y pretendiendo quedar bien con su base al decir que no se doblan ante “el imperialismo Yanqui”, pero el mundo va demasiado rápido hay muchos retos, muchas vidas en peligro, muchos temas que salen de la región y se expanden al resto del mundo. López Obrador no sabe de diplomacia, desaprovecha todas las oportunidades para acercarse a sus iguales por la única y sencilla razón de que no es su zona de confort. La Cumbre nos dejará una Declaración Conjunta que tendremos que analizar y revisar a fondo porque serán temas que como país nos dejará muchas tareas más allá de la ausencia o presencia de un político ciego, sordo y necio.
Columna recuperada del Heraldo de México 10/06/22