El pasado fin de semana, el Partido Acción Nacional (PAN) llevó a cabo su Asamblea Nacional, en la que modificó sus Estatutos, aprobó un nuevo Programa de Acción Política y eligió a su nuevo consejo nacional, todo esto con el fin de renovarse de cara al trascendental proceso electoral de 2024.
Entre otras cosas, la modificación estatutaria aprobada facilita los mecanismos de afiliación al partido, establece la obligatoriedad para sus gobiernos de seguir unos lineamientos básicos, y garantiza representatividad en los órganos internos a quienes fueron derrotados en una elección para alguna dirigencia.
En su nuevo Programa de Acción Política, el PAN reafirma su compromiso con los principios y valores que durante más de 80 años le han dado identidad, al mismo tiempo que incursiona en temas como el medio ambiente, la transición energética o las nuevas tecnologías.
Además, incluye una propuesta sólida para combatir la pobreza y la desigualdad:
Una propuesta que va más allá del asistencialismo y que está enfocada en el aumento de las capacidades de las personas a través de una política social transversal que sea constantemente evaluada por instancias autónomas.
Al igual que otros partidos de la misma familia política –como la Unión Demócrata Cristiana, de Alemania o el Partido Popular, de España—, en el PAN han convivido históricamente tres corrientes de pensamiento distintas pero mutuamente complementarias.
Por un lado, una tradición demócrata cristiana que coloca el acento en la dignidad humana y la solidaridad social; por otro lado, una tradición conservadora que reconoce el legado del pasado para proyectar un mejor futuro; por último, una tradición liberal que cree en la limitación del poder público, la libertad personal, la democracia, y los frenos y contrapesos.
Aunque en todo el mundo su reputación no sea la mejor, los partidos son el canal establecido para representar los intereses de los ciudadanos en las instituciones. De ahí que lo que ocurra con ellos sea de interés nacional.
Acción Nacional es un partido que tiene una considerable fuerza electoral y legislativa en el país: gobierna en cinco estados y cientos de municipios, y es la primera fuerza de oposición en el Congreso de la Unión. A lo largo de su historia, el PAN ha tenido momentos de esplendor y también ha vivido crisis y divisiones.
Los últimos diez años, tras perder la presidencia en 2012, han sido de reacomodos internos no exentos de tensiones.
Por eso es una buena noticia que el PAN, encabezado por Marko Cortés, salga fortalecido de los procesos que ha emprendido y hoy se presente como el articulador natural de esa mayoría de mexicanos que quieren mantener las instituciones democráticas frente al populismo lopezobradorista que pretende destruirlas.