Las jornadas electorales admiten múltiples interpretaciones, tal y como hemos podido ver y leer en los últimos días.
En aras de enriquecer estos análisis, comparto aquí mis cinco principales conclusiones respecto a las elecciones que el pasado 5 de junio que se llevaron a cabo para elegir gobernadores en Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Hidalgo, Oaxaca y Quintana Roo.
Primera: la coalición electoral de Andrés Manuel López Obrador aún goza de buena salud. A pesar de su mal gobierno, AMLO mantiene una aprobación ciudadana cercana a 60 por ciento. La gente lo juzga más por sus intenciones que por sus logros. Su coalición electoral no ha resentido demasiado el desgaste gubernamental, en buena medida gracias a la utilización clientelar (e ilegal) de los programas sociales, así como la herencia de gran parte de antiguos cuadros, estructuras y bases electorales priistas.
Segunda: a pesar de lo anterior, sí hay tiro para 2024. Del total de votos que se emitieron, la coalición de Morena obtuvo 54 por ciento y la oposición 46 por ciento.
Algo consistente con los resultados de la elección federal del año pasado, donde la suma de votos opositores fue incluso mayor que la de los seguidores de López Obrador.
Es verdad que ahora Morena tendrá un gran poder territorial al gobernar en más de 20 estados, pero esto no necesariamente es definitorio: el PAN ganó en 2000 a pesar de que el PRI gobernaba en la inmensa mayoría de los estados del país, y Morena hizo lo propio en 2018 a pesar de no gobernar en ninguno.
Tercera: el abstencionismo favorece a Morena. No votaron demasiadas personas el pasado domingo: únicamente en Tamaulipas la participación fue ligeramente superior a 50 por ciento y en Oaxaca estuvo por debajo de 40 por ciento. Una baja participación favorece la movilización de las estructuras clientelares.
De ahí que sea estratégico para la oposición buscar una alta participación en las próximas elecciones y lograr que salgan a votar masivamente las clases medias urbanas, tal y como ocurrió el año pasado.
Cuarta: el Instituto Nacional Electoral (INE) acreditó, una vez más, su profesionalismo y capacidad. A pesar de las críticas que diariamente recibe desde la tribuna presidencial, la autoridad electoral hizo bien su trabajo.
Los conteos rápidos y los programas de resultados electorales preliminares funcionaron prácticamente a la perfección en cada estado.
Quinta: se acrecentará la polarización política rumbo al 24. Ya no hay condiciones para aprobar grandes reformas legales ni mucho menos constitucionales.
AMLO ya dio el pistoletazo de salida a la sucesión en el seno de su partido y es de esperar que utilice el poder del Estado para combatir a la oposición, la cual ha respondido con una moratoria constitucional.
En términos prácticos, el sexenio ya terminó.