Este martes era un día agitado en el Congreso de los Diputados de México. La agenda marcaba que la Cámara comenzaba a sesionar sobre las 11 de la mañana, pero una visita del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, puso en jaque el esquema previsto. La mano derecha del presidente Andrés Manuel López Obrador presentó a media mañana el ‘plan B’ para una reforma electoral. Ante el inminente fracaso de una reforma constitucional, el Gobierno planteó modificaciones a leyes secundarias para poder así cambiar el sistema electoral mexicano. La propuesta venía además con dos órdenes desde lo más alto del Ejecutivo: el documento tenía que pasar con una dispensa de trámites, un acuerdo bajo el que una legislación se aprueba de manera urgente sin moverse ni una sola coma, y debía ser votado en la sesión de este mismo martes.
La sacudida legislativa tomó a Santiago Creel (Ciudad de México, 67 años) casi desprevenido. El diputado del Partido de Acción Nacional, que además preside la Cámara baja, es de las voces críticas más fuertes contra el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en ese recinto legislativo. “Es totalmente reprobable lo que están haciendo, rompe con todas las reglas mínimas del proceso legislativo”, dijo en una corta conferencia de prensa el martes por la mañana. A mediodía, Creel seguía sin conocer los detalles del ‘plan B’, porque no había tenido ni un minuto para sentarse a leer las páginas enviadas por el presidente, a quien califica de “autócrata”. “Si queremos hacer política democrática, las formas deben de respetarse siempre, independientemente de lo que desee el presidente”, señaló, “sus tiempos atropellan las voluntades en la Cámara de Diputados y son formas antidemocráticas”.